En general, se entiende por presión arterial la presión de los vasos sanguíneos. Para que la sangre llegue a todos los órganos, el corazón tiene que bombear sangre con una presión determinada para que pueda mantener la circulación en todo el cuerpo. La presión arterial se suele medir en mmHg (milímetros de mercurio).
Y sus valores vienen dados por la fuerza del corazón, la resistencia en las arterias, la cantidad de sangre y por otros sistemas de regulación.
En la presión arterial se diferencia entre dos valores:
Sístole (valor del corazón):
El valor sistólico más alto siempre se muestra en la parte superior del tensiómetro. Proporciona información sobre la presión que domina en el sistema de vasos cuando el músculo cardiaco se contrae y bombea la sangre a los vasos sanguíneos.
Diástole (valor de los vasos):
El valor diastólico siempre se encuentra en la parte inferior del aparato medidor y es inferior al valor sistólico. Mide la presión en el momento de la tensión cardíaca; es decir, cuando el corazón se vuelve a llenar de sangre.
Se habla de presión arterial óptima en adultos cuando hay un resultado de medición de entre 120 y 80 mmHg en reposo. El límite para la hipertensión es de 140 mmHg para la presión arterial sistólica y de 90 mmHg para el valor diastólico. La presión arterial baja se produce cuando los valores caen por debajo de la marca de 90 mmHg para la presión arterial sistólica y 60 mmHg para la presión arterial diastólica.
En la tabla puedes ver los valores normales y óptimos de la presión arterial, así como cuándo se habla de presión arterial baja. Es completamente normal que la presión sanguínea fluctúe a lo largo del día o de un día a otro.
A partir de una presión arterial sistólica de 140 mmHg y un valor diastólico de 90 mmHg, se habla de hipertensión.
Una presión arterial elevada produce cambios en el corazón y los vasos sanguíneos:
Estos cambios en el corazón y en los vasos sanguíneos pueden desembocar en muchas enfermedades graves; por ejemplo infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca o accidentes cerebrovasculares.
En la mayoría de los casos, un estilo de vida poco saludable es responsable de un aumento de la presión arterial.
Entre las causas más habituales figuran:
Cambiar el estilo de vida puede reducir la presión arterial. Esto incluye, por ejemplo, la reducción del sobrepeso y el estrés, el cambio a una alimentación saludable y suficiente ejercicio físico, así como dejar de consumir alcohol y nicotina.
Un ligero descenso de la presión arterial de 5 mmHg puede prevenir ya daños derivados:
A menudo, la hipertensión no provoca molestias durante muchos años y, por lo tanto, al principio no se detecta. Muchas personas se sienten bien con una presión arterial demasiado alta durante años y no experimentan molestias. En la mayoría de los casos, el médico detecta la hipertensión por casualidad, a menudo después de que haya dejado huella en el cuerpo.
La única forma segura de detectar precozmente la hipertensión es medir regularmente la presión arterial, incluso cuando no se presentan síntomas.
Por debajo de una presión arterial sistólica de 90 mmHg y un valor diastólico de 60 mmHg se habla de una presión arterial baja.
Al respecto, debes saber que la presión arterial baja por sí sola no es una enfermedad. Solo en combinación con molestias como mareos o cansancio puede convertirse en un problema. Sin embargo, una presión arterial demasiado baja, también conocida como hipotensión, supone un riesgo para la salud. Por ejemplo, los mareos pueden provocar situaciones peligrosas en el día a día.
A menudo, una presión arterial demasiado baja no causa molestias, pero puede estar relacionada con los siguientes síntomas acompañantes:
Los valores de medición obtenidos son meramente informativos y no sustituyen a un examen médico. En caso de que se tomen medicamentos que reduzcan la presión arterial se deberá consultar a un médico y en ningún caso se deberá tomar una decisión médica propia (p. ej., en relación con la dosis). Una alimentación equilibrada y saludable, así como duchas de contraste y masajes con cepillos también pueden ayudar.
El ejercicio físico regular y las técnicas de relajación, como el yoga o el entrenamiento autógeno, así como una hidratación y un sueño suficientes, son otros factores importantes que pueden ayudar en caso de una presión arterial demasiado baja. Cuando la presión arterial es baja también se recomienda reducir el consumo de alcohol. También es importante mantener una ingesta equilibrada de sal, ya que una dieta con un alto contenido de sodio puede aumentar la presión arterial.
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