Cuando dormimos nuestro cuerpo pasa al "modo de reposo" y descansa. No obstante, hay una parte de nuestro cuerpo que no descansa nunca: nuestro cerebro. Por la noche sigue activo y evalúa todo lo vivido el día anterior. Los sucesos y la información importante se clasifican en categorías ya existentes, y lo que no es importante se elimina. Cuando estamos despiertos nuestro cerebro no puede realizar esta tarea, puesto que en ese caso no podríamos registrar la información que recibimos durante todo el día. El procesamiento de estos estímulos generaría un estado de confusión que podría provocar alucinaciones. Los contenidos que se graban en la mente poco antes de conciliar el sueño se procesan especialmente bien, algo de lo que pueden beneficiarse los alumnos a la hora de estudiar.
Nuestro cerebro es el principal responsable de que el cuerpo se adapte al cambio entre el día y la noche y de que durante el día estemos despiertos y activos y al caer la noche nos sintamos cansados. En este sentido, las células nerviosas, que se conectan con el nervio óptico y otros nervios cerebrales, desempeñan un papel importante. Las señales que se activan por el cambio entre claridad y oscuridad o día y noche afectan al sistema inmunitario y a nuestras hormonas. Por ejemplo, durante la noche se estimula la producción de melatonina, una hormona que se segrega exclusivamente en la oscuridad y que hace que nos sintamos cansados. Además, por la noche también se liberan hormonas del crecimiento que hacen que los niños crezcan mientras duermen. Estas hormonas también se encargan de mejorar la cicatrización, por lo que los tejidos dañados se regeneran con más rapidez por la noche. Por la mañana, cuando aumenta la luz del día disminuye la secreción de melatonina y pasa a producirse cortisona, una hormona que nos hace estar activos. La temperatura de nuestro cuerpo, que baja por la noche, vuelve a subir por la mañana. La presión arterial, el ritmo cardiaco y la respiración también aumentan de nuevo por la mañana y reactivan nuestro cuerpo para hacer frente a lo que nos depare el día.
Durante el sueño también se segrega la hormona leptina, que hace que aguantemos ocho horas o mçs sin comer. En cuanto nos despertamos la releva la hormona ghrelina, que envía la señal de hambre al cerebro. Si se padecen trastornos del sueño crónicos, a menudo se altera el equilibrio entre estas dos hormonas antagonistas, lo cual puede provocar sobrepeso. Aquellas personas que quieren controlar su peso también deben dormir de forma equilibrada.
El sueño y el sistema inmunitario.
Durante el sueño nuestro sistema inmunitario está a pleno rendimiento. Las defensas aumentan al incrementarse la segregación de sustancias inmunoactivas durante el sueño, lo que permite combatir las infecciones mucho mejor. En cuanto tenemos gripe nos sentimos cansados y necesitamos dormir mçs de lo habitual. Los "anticuerpos" naturales que se activan durante el sueño afectan positivamente a nuestra respuesta inmunitaria. Nuestro cuerpo nos indica cansancio para recomponer nuestro sistema inmunitario durante el sueño y acelerar el proceso de recuperación durante el periodo de convalecencia. Quienes duermen poco aumentan el riesgo de debilitar al sistema inmunitario, por lo que son más propensos a las enfermedades. Además, una falta de sueño prolongada puede agravar problemas como la hipertensión o los trastornos gastrointestinales.
Nuestro sueño también regula el metabolismo de todos los productos que tomamos durante el día. Quienes duermen poco corren el riesgo de que su metabolismo no funcione a pleno rendimiento; las consecuencias podrían ser diabetes de tipo 2 u obesidad. No dormir lo suficiente puede inhibir la segregación de insulina, lo cual puede generar una resistencia a la misma. También se segrega menos glucagón, el antagonista hormonal que incrementa el nivel de glucosa en la sangre. Según un estudio el riesgo de padecer diabetes de tipo 2 aumenta en la misma medida cuando se duerme menos de cinco horas que cuando se duerme más de nueve horas por noche durante un periodo de tiempo prolongado.